Big Data y Diseño: confecciona la experiencia de usuario

¿Qué hace y qué no hace el Big Data? Rochelle King, antigua vicepresidenta de UX y Diseño en Spotify (ahora en Netflix), describe de forma clara y muy gráfica la utilidad de la recolección masiva de datos: su aporte acerca del comportamiento de los usuarios y las infinitas aplicaciones del estudio de esas métricas de cara al diseño de productos. Sin embargo, también identifica muy bien lo que no hace.

 

Para diseñar experiencias en el mundo digital, tenemos que sacar partido a los datos que recolectamos del comportamiento del usuario.

King parte de dos preguntas básicas que debe hacerse el diseñador:

¿Qué necesidad quiere satisfacer el usuario cuando usa nuestro producto?

¿Le estamos proporcionando la mejor experiencia?

Es fundamental plantearse estas cuestiones e ir más allá en la interacción del usuario con el producto en cuestión, en este caso el servicio de música en streaming de Spotify:

¿Cuánto tiempo le lleva al usuario poder escuchar música?

¿Hubo algo en la interfaz que entorpeciera el proceso o le confundiera?

¿Cuántas veces utiliza la app al día? ¿Y a la semana? ¿Y al mes?

Lo siguiente es analizar las respuestas y medir los datos que generan. Los profesionales del diseño necesitan entender los matices de esos datos, lo que revelan y lo que aportan, para poder tomar decisiones correctas en los procesos de diseño.

Las experiencias que diseñamos definen el tipo de datos que podemos extraer de ellas, y en ese sentido el big data tiene limitaciones. Lo que sí puede hacer es informarnos sobre la forma en la que los usuarios disfrutan de nuestro producto o servicio. ¿Qué ocurre si los diseñadores toman perspectiva e intentan ver los patrones que dibujan los datos a lo largo del tiempo? Pueden extraerse enseñanzas y principios de diseño. En concreto, los ejemplos analizados pueden decir mucho sobre la relación entre simplicidad y presentación de contenido, y pueden aplicarse a diseños futuros.

 


La relación entre el diseñador y la recolección de datos seguirá evolucionando, el comportamiento de nuestros clientes y las expectativas de los usuarios en general van a seguir cambiando conforme se abren nuevos mercados y se crean nuevas herramientas… La buena noticia es que nuestros productos ya no tienen que ser estáticos. Los datos que recogemos son precisos y dinámicos, y rellenan ese espacio en el que los diseñadores se mueven intentando buscar soluciones efectivas a problemas y necesidades reales con infinitas posibilidades, ya que cada vez sabemos más de nuestros clientes y les conocemos mejor.

La labor del diseñador es aprovechar esa ventaja y hacer uso del poder de los datos.